miércoles, 16 de septiembre de 2009

LA MUSICA EN EL ROCIO


Querido amigo Ricardo ,para empezar a complacer tu peticion te transcribo una colaboracion que hizo para el periodico digital rociero el Padre Jose Gonzalez de Quevedo en marzo de este año.Buen dia a todos.
"¿Y qué es Música?
Existen muchas definiciones de la música, dadas por personas inteligentes que, lógicamente, se parecen. Existe una de ellas, cuyo autor se desconoce, que afirma: “Es la facultad que, por su naturaleza, nos dice que es el arte de combinar los sonidos y el tiempo”. San Isidoro ofrece una definición luminosa y clara: “Arte de combinar los sonidos de un modo agradable”. Hay, además, otros personajes, -músicos y filósofos-, que dan su versión atendiendo más hacia lo bello que hacia lo técnico Berlioz nos dice que “música es el arte de conmover, por la combinación de los sonidos, a los hombres inteligentes y dotados de una organización especial”. Para no hacer una enumeración inacabable, anotaremos esta, de Rousseau: “Arte de expresar determinados sentimientos de un modo agradable al oído”.Todas las definiciones dadas coinciden en la armonización de sonidos como medio de expresar y hacer sentir emociones o ideas.La música no es una creación exclusiva del hombre. Dios dotó a la misma naturaleza psíquico-orgánica de los seres y que ejerce una gran influencia en nuestro organismo, especialmente sobre el sistema nervioso, hasta tal punto que la música puede incluso curar ciertas enfermedades y aplacar el ánimo (hay ginecólogos que recomiendan a las madres escuchar música serena durante el embarazo), o pueden excitar de tal forma, que el que las percibe entra en trance, en un estado de tensión difícil de controlar.Con una visión amplia, podríamos aceptar como música, esos sonidos grandiosos del retumbar de los truenos envueltos en la luz destellante de los relámpagos; el estruendo terrible de las olas contra los acantilados con melenas alborotadas de espumas y, en una escala más atractiva y suave, el canto de los pájaros con el sostenido murmullo del aire entre las hojas, el mugir dolorido del toro bravo en la dehesa o el acompasado reclamo de la perdiz llamando desesperadamente a la hembra.Indudablemente, en este concepto de la música, incluimos el sonido de la voz humana que, sola o unida a otras voces, emite vibraciones armónicas y , cuando en una fusión enriquecedora, se le une la palabra, las ideas y los sentimientos se visten con la túnica luminosa de la música y nace el canto. Música y poesía que penetra en lo más íntimo el ser, acompañándonos en el dolor o consolando nuestra soledad; nos acercan cariños lejanos, nos ayudan a llorar nuestras penas y hacen más profundas nuestras oraciones que se disparan hacia los cielos como bandadas de palomas que se posan en las manos de la Señora.Cuando los rocieros le cantamos al Pastor y a su Madre, en la música y en las letras enviamos lo más personal de nuestro corazón y de nuestra esperanza. Por eso, la música de la devoción rociera se convierte en el puente de belleza, arte y poesía que nos acerca a Dios y a la Virgen, de un modo directo e íntimo.El pueblo selecciona el paso del tiempo, las letras y las músicas que, compositores y poetas han realizado y que son expandidas por voces profesionales que las lanzan por las esquinas de los horizontes y cuando la canción se posa sobre los corazones, va dejando el polen del sentimiento, si es que el corazón es capaz de aceptarlo y se madura en fruto de devoción, de amor y de alegría. Habrá una asimilación total y aquellas palabras y aquella música se transformarán en algo propio y, como dijo el poeta, dejarán de ser de los autores y serán del pueblo que las hace suyas.La música abrazada a la palabra se dignifica y la palabra se enriquece y, en este milagro de arte, el rociero le ofrece al Pastor y a la Virgen Santísima el reconocimiento de su limitación y busca en Ellos la fuerza para ser un rociero más decidido; pretende derribar barreras y fronteras egoístas y abre puertas a una amistad sincera para todos. Con ese modo de expresión quiere también comunicar la alegría que le rebosa en el alma y sueña con contagiar de ilusiones a otros caminantes de la vida que se sienten solos; pretende mostrar la esencia de la devoción hacia la Madre de Dios y centrar en su mensaje el núcleo esencial y vital del Rocío; el mismo que predicó el Pastor Divino: “Ama, de verdad, a Dios y quiere a tu prójimo como a ti mismo” y, con la música y el canto hechos vida, conseguir aquello que un día gritó Juan Pablo II, cuando pisó las arenas y miró a los ojos de la Virgen del Rocío: “Ojalá que todo el mundo fuera rociero”

1 comentario:

Francisco Corrales dijo...

Tengo el gran honor de conocer al padre Quevedo y puedo asegurar que todo lo que escribe para la Virgen sale del gran corazon que tiene. Gracias a él muchos de nosotros nos vemos reflejados en muchas de las letras que compone en sentimientos inexplecables que él hace llegar al corazon.
Desde aqui mi agradecimiento.

Francisco Corrales
Badolatosa