lunes, 11 de abril de 2011

CAMINANDO

Siempre me resultara raro un Domingo de Pasión ,ir andando al Rocio,pero a estas alturas cuando ya llevo yendo veintitrés años, no debía extrañarme. Incienso y romero como dice mi amiga Mar.Mezcla mágica que aúna a un cofrade con alma de rociero o a un rociero con sentimiento cofrade.


De todas formas viene bien un camino en Cuaresma, una forma de atravesar el desierto de la fe en este tiempo de preparación a la Pascua.

Son estos caminos, duros y polvorientos ,donde pocas alegrías y pocos cantes lo jalonan. Solo tu ante los pinos, ante paisajes resecos y áridos que casi no recuerdan desde hace seis años el paso de la Señora. A medida que va avanzando el día el calor aprieta y pocos metros se convierten en veredas interminables. Quizás solo la espera del encuentro, el llegar para contemplarla , te facilita el duro transitar.

Me siguen admirando nuestros ancianos, gente mayor que recorren los dieciocho kilómetros que nos separan de Ella, con la facilidad mas pasmosa , simplemente llevados por su amor y devoción. Que verdad es que en el mundo rociero nunca se dejara de aprender de los niños y de los viejos. Lecciones vivas de amor a la Virgen.

Me gusta caminar en primavera ,junto a mi gente ,con los míos y sobre todo con los que nunca van a la romería. A los que consideran ese camino como su Rocío del año. Cuando llegas y ves su carita ,te das cuenta que Ella siempre te espera, siempre sale a tu encuentro y como Madre que es, siempre tendrá los brazos abiertos para recibirte. Por muy cansado y dolorido que vayas ,Ella sabrá siempre la medicina que tiene que darte, la caricia mas conveniente y el animo que necesitas. Que nunca falte en la Ermita arena para pisarla y tampoco que nunca falten caminos para llegar hasta Ella