miércoles, 11 de mayo de 2011

EL ABUELO ROCIERO

Los primeros cohetes de la mañana lo despertaron. Al primer pum se le erizaron los vellos y un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Hacían ya muchos años que el abuelo no iba al Rocio,sus achaques y sus años no le permitían volver a los caminos e impregnarse de arena ,andar los senderos , rezar al alba y sobre todo llegar a las plantas de la Virgen junto a su Simpecado.


Como en un ritual marcado, sacó de su ropero su camisa blanca, su medalla ,sus pantalones de rayas y sus botos gastados por tantos caminos .Cogió una estampa de la Virgen y se sentó en su butaca .De lejos escuchaba las campanas de la Iglesia y los cohetes que le decían que su hermandad estaba saliendo camino del Rocio.Cuantos recuerdos ,cuantos caminos ,cuantos atascos de carriola ,cuantas noches al relente había vivido el abuelo. Siempre al pie de su Carreta, siempre cantando junto al Simpecado,siempre una palabra amable al peregrino ,agua al sediento y consuelo al afligido.

El abuelo había sido un buen rociero, un buen hombre que lo había dado todo por su Hermandad y por su devoción. Lo que mas le gustaba en el mundo era llegar a la reja y mirarla ,simplemente mirarla y sentir su abrazo maternal y contarle sus cosas y decirle piropos y pasar el tiempo que hiciera falta a su vera. Ya le fallaban los pies y la memoria y con tanta pena decía que poco a poco se le olvidaba la carita de la Virgen. Hacía mas de dos años que no visitaba a la Señora ,pero se conformaba con su estampita de la mesita de noche y la matita de romero seco de su ultimo camino depositada a sus pies. Quedó dormido en su butaca y soñó con tamboriles ,y bueyes engalanados y rosarios en Marlos y mañanas de Quema y Ajoli.El abuelo percibió el aroma del tomillo y el romero y la brisa de la mañana y el tufillo de aguardiente seco de la primera copa.

De repente se abrió un precioso cielo de nubes y una luz cegadora le cubrió el rostro, al final estaba Ella, y que bien le veía cara y como le sonreía ,pero su niño no estaba en sus brazos ,estaba hecho un hombre a su lado y llamaba al abuelo por su nombre. Al fin era feliz ,al fin junto a Ella ,siempre junto a Ella. Un miércoles por la mañana el abuelo había hecho por fin su ultimo camino…

1 comentario:

Francisco Corrales dijo...

Ojala como al abuelo que un dia nos deslumbre esa infinita luz de amor y sosiego que debe reflejar el contemplar cara a cara el rostro del Pasor Divino y su divina Madre.
Mientras tanto que los dos nos ayuden a caminar por estos senderos de la vida compartiendo con los demas el amor, la fe y la esperanza